Orientar su vida profesional en el yoga
El camino de Lucile hacia el yoga tras sus estudios
Me llamo Lucile, tengo 25 años y vivo en Rennes.
Tras varios años en la enseñanza superior, deambulando entre Lille, Toulouse, Madrid pero también Australia y Asia, ahora deseo instalarme de nuevo en mi Bretaña natal para trabajar como profesora de yoga. Este proyecto se construyó con el tiempo y, sobre todo, a través de mis experiencias. De hecho, mi futuro estaba orientado a priori hacia la gestión. En aquel momento no tenía ni idea de qué trabajo concreto quería hacer, qué “misión” quería llevar a cabo.
Vivía en un limbo profesional, pero sabía una cosa: quería ser empresaria.
¿Cómo descubrí el yoga?
Continué hasta el máster, año en el que descubrí el yoga.
Tuve una lesión de rodilla y tuve que dejar de correr (mi deporte en aquel momento), así que buscaba un deporte más envolvente. Una necesidad de dulzura y bondad redoblada por la pérdida de mi abuela.
Durante este difícil periodo, el yoga me ayudó a lidiar con mis emociones, a calmar mi mente, a recuperar mi equilibrio.
Iníciate en la autoformación en yoga con vídeos:
Por aquel entonces, sólo practicaba yoga a través de vídeos en Internet, por falta de fondos. No tengo acceso a toda la filosofía del yoga. Por eso, viajando por Asia sentiré realmente el poder del yoga en toda su extensión.
Poder sobre el cuerpo, sobre la mente, sobre nuestra percepción del mundo, pero también sobre los demás. Los entrenamientos son muy intensos: siempre salgo con mucha energía y una sonrisa en la cara. Me siento realizada, fuerte, viva y serena al mismo tiempo. Descubro mis recursos interiores. Esa sensación de que al final todo va bien, de que todo nos hace más fuertes (tanto lo bueno como lo malo) y de que no nos puede pasar nada que no podamos acoger con calma.
¿Cómo decidí orientar mi vida profesional hacia el yoga?
Cuanto más practico yoga, más crece la idea de incluirlo en mi vida profesional.
Vuelvo a tener la relación con el cliente de la que disfrutaba en mis anteriores trabajos. También aprecio la libertad y la creatividad que ofrece el trabajo: horarios atípicos y flexibles, variedad de públicos, posibilidad de crear tus propias clases, imaginar los talleres y sobre todo los encuentros como pequeñas aventuras humanas, etc.
Por último, lo más importante, veo una misión que tiene sentido para mí: proporcionar amabilidad, compartir y bienestar. De vuelta en Francia, y tras un importante encuentro con un profesor de yoga que interpreté como una última señal del destino, decidí lanzarme.
Empiezo estudiando el mercado en la zona de Rennes, luego escribo mi plan de negocio, construyo mi sitio web, mis páginas en las redes sociales y planifico mi formación de 200h en la India.
¿Cómo elegí mi centro?
Me pareció pertinente y esencial formarme en la cuna del yoga. Buscaba una formación profesional de alto nivel y alcance internacional.
Rishikesh vino a mí. La ciudad, ahora muy conocida, ha pasado de tener 3/4 escuelas de yoga a más de 300. Dos profesores (franceses) me recomendaron la escuela. Tras estudiar los comentarios en línea, me decidí rápidamente. Si tuviera que resumir mi experiencia con el yoga, la compararía con un viaje. Un viaje que me abrió los ojos, que me hizo crecer, que me nutre, que me transforma. Al igual que los viajes, el yoga nos enseña a conocernos mejor y despierta nuestra conciencia.
Una mirada retrospectiva a mi formación en la India.
Qué me impulsó a hacer un curso de yoga de 200 horas
Me pareció esencial completar un mínimo de 200 horas de formación antes de ofrecer mis servicios como profesora de yoga. En mi opinión, ser legítimo y creíble desde el punto de vista profesional era un requisito previo. Esta formación fue también, para mí, el paso definitivo para confirmar o no mi deseo de enseñar. Practicar y enseñar son dos cosas muy distintas. También quería explorar el yoga en su conjunto, sumergirme en todas sus dimensiones, no sólo en las asanas. Quería poner las distintas prácticas (meditación, pranayama, filosofía) en sinergia, observar el impacto de una en la otra, del cuerpo en la mente y viceversa.
¿Qué curso de yoga debo elegir?
¿Por qué este curso en lugar de otro?
Ahora hay muchos cursos de formación en Francia y en el extranjero. Mi búsqueda se orientó hacia el extranjero porque los precios eran más atractivos y prefería que mis cursos fueran en inglés para enseñar a un público internacional. Yo estoy acostumbrado a viajar, así que no me preocupa, pero no todo el mundo lo está. Es importante orientar su búsqueda en función de su personalidad y sus necesidades. Creo que no existe una formación buena o mala, en el sentido de que cada una se adapta a perfiles diferentes.
La India era entonces una opción obvia para mí. Quería aprender de “la fuente”, respetar la enseñanza tradicional. La elección de la escuela se basó en recomendaciones. Dos profesores franceses que, sin saberlo, desempeñaron un papel clave en mi decisión.
Ambos me habían hablado del entrenamiento con, de nuevo, muchas estrellas en los ojos. Esta experiencia supuso un punto de inflexión en su vida profesional, pero no sólo eso. Ambos me hablaron de esta aventura como una experiencia vital, un trabajo sobre uno mismo, por encima de todo. Su recomendación fue clara: “A por ello, crecerás pase lo que pase”.
¿Es necesario tener un determinado nivel para seguir un curso de yoga?
Sí y no.
Si es su primer curso, le resultará difícil seguir el ritmo. Por otro lado, puedes tener una práctica reciente, de principiante. Los participantes de mi grupo llevaban ejerciendo entre 6 meses y 2 años.
¿Consejos para preparar un curso de yoga?
Yo diría que lo más importante es llegar descansado, física y moralmente. Y no tener expectativas particulares: llegar con la mente abierta.
¿Qué dificultades pueden surgir durante una formación intensiva de yoga?
Físicamente, tuve dificultades al principio en Ashtanga, donde los profesores nos concienciaron rápidamente del rigor y la regularidad que exigía la práctica. Mentalmente, también tuve un bajón, que explico por el efecto puerta cerrada. Estar en grupo las 24 horas del día tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La solidaridad y el sentimiento de ser una gran familia y, al mismo tiempo, esa sensación de asfixia.
¿Qué consigo con ello?
Hoy, más que nunca, me doy cuenta de que he dado los primeros pasos de un viaje muy largo.
El yoga es una fuente inagotable de conocimiento.
¿Esta aventura en una frase?
Una experiencia que te hace reflexionar sobre el sentido de tu vida.
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